Probióticos para infantes: cuáles son sus beneficios y cómo utilizarlos en la vida diaria

Probióticos para infantes: beneficios y cómo usarlos en la vida diaria

El intestino humano alberga billones de microorganismos que componen el microbioma. En los primeros años de vida, este sistema está en pleno desarrollo y juega un rol crucial en la digestión, la inmunidad y la salud general del bebé. En este contexto, los probióticos — también llamados bacterias buenas— ayudan a equilibrar la flora intestinal y pueden aliviar molestias comunes en los más pequeños, como el cólico del lactante.

¿Qué es el cólico del lactante y por qué es tan común?

El cólico del lactante afecta hasta al 40% de los bebés menores de 3 meses. Se caracteriza por episodios prolongados de llanto inconsolable, normalmente al final del día, sin una causa médica clara. Aunque se considera benigno, puede ser angustiante tanto para el bebé como para sus cuidadores. Su origen está relacionado, entre otros factores, con la inmadurez intestinal y un desequilibrio en la microbiota.

Estudios recientes han demostrado que ciertos probióticos, como el Bifidobacterium lactis BB-12®, pueden ayudar a reducir el llanto y las molestias asociadas al cólico del lactante, mejorando la calidad de vida del bebé y disminuyendo la ansiedad de los padres. Estos efectos positivos se observan especialmente cuando se introducen durante los primeros meses de vida, un periodo clave en la formación de la microbiota intestinal.

¿Cómo influyen los probióticos en la salud de los bebés?

Desde el nacimiento, el intestino del bebé comienza a poblarse de bacterias beneficiosas. Este proceso depende del tipo de parto (vaginal o cesárea), la alimentación (lactancia materna o fórmula), y el entorno. Durante los primeros dos años, esta microbiota se va estableciendo, y los probióticos pueden ser aliados clave para favorecer su desarrollo equilibrado.

Su impacto positivo incluye:

  • Mejorar la digestión y la absorción de nutrientes.
  • Apoyar la maduración del sistema inmune.
  • Ayudar en la prevención o manejo de enfermedades digestivas leves, como diarreas por virus o el uso de antibióticos.
  • Contribuir a reducir síntomas asociados a cólicos o malestares intestinales frecuentes.

¿Cuándo y cómo utilizar probióticos en la infancia?

  • Aunque aún se requieren más estudios para evaluar su uso prolongado, ya hay evidencia científica suficiente que respalda la utilidad de los probióticos en situaciones específicas, como la diarrea aguda, las enfermedades atópicas y los cólicos.
  • Desde los primeros meses: Pueden introducirse bajo recomendación pediátrica, especialmente en lactantes con cólicos, bebés alimentados con fórmula o nacidos por cesárea.
  • Durante tratamientos con antibióticos: Para prevenir desequilibrios en la flora intestinal.
  • De forma continua: El uso diario y sostenido permite un mejor efecto sobre la microbiota.

Fuentes naturales de probióticos y prebióticos

Además de los suplementos, hay alimentos que pueden aportar probióticos de forma natural:

  • Yogur natural
  • Kéfir
  • Quesos fermentados
  • Kombucha (en mayores)
  • Y también alimentos ricos en prebióticos —el alimento de las bacterias buenas— como:
  • Ajo, cebolla, plátano, papa y legumbres.
  • Leche materna (primer gran prebiótico del bebé).

Aunque lo ideal es mantener una dieta equilibrada, no siempre es posible que los niños obtengan todos los nutrientes solo con los alimentos. En estos casos, la suplementación puede ser útil, siempre bajo la orientación de un profesional.

El uso de probióticos en la infancia puede tener un impacto significativo en el bienestar digestivo y general de los niños. En particular, se han convertido en una herramienta prometedora para aliviar el cólico del lactante, ayudando a calmar el llanto, mejorar la digestión y apoyar el desarrollo de una microbiota saludable desde los primeros meses de vida.

Incorporar probióticos en la rutina diaria —ya sea a través de suplementos o alimentos— puede fortalecer el intestino y reforzar el sistema inmune, siempre con acompañamiento pediátrico. Cuidar el intestino desde temprano es cuidar la salud futura del niño.